La frase “no hay plata” que el presidente Javier Milei repite cada vez que hay reclamos de índole económica se hace carne en el automovilismo (y también en el motociclismo) que se realiza hoy en la Argentina. ¿Cómo hacen los deportes considerados más caros para practicar para amoldarse al ajuste generalizado? Como en el fútbol, hay triunfos, empates y derrotas. En cuanto a los gastos, claro.
Se destacan estos ítems en lo que va de la temporada:
1) Ya hubo cancelaciones de carreras antes impulsadas por doquier desde el sector público.
2) Los calendarios ya elaborados tienen colgada una gran cantidad de cartelitos que rezan “plaza a confirmar”.
3) Hay torneos que ni siquiera (y eso que ya estamos a fines de marzo) se tomaron el trabajo de sugerir fechas (como el Tucumano de rally).
4) Las categorías trabajaron fuerte en la reducción de costos, pero aun así tienen una temporada con zonas grises o directamente negras.
5) Se está yendo carrera a carrera, tanto en la organización como en la decisión de competir.
6) Una reacción positiva fue que resurgió una práctica casi olvidada por décadas: se busca el apoyo privado a escalas que permitan “salvar” carreras.
El mayor impacto de la agenda 2024 hasta aquí lo dio la cancelación a finales de enero de la carrera de MotoGP, que debía hacerse en el autódromo de Las Termas del 5 al 7 de abril. El organizador de la competencia dijo que fue “como consecuencia de la falta de cumplimiento de las obligaciones contractuales asumidas por el Instituto Nacional de Promoción Turística, que son de carácter esencial”. Caído su show emblema (que según datos, costó unos 3,3 millones de euros en 2023), el autódromo santiagueño se apuró en armar una agenda que le brinde un salvoconducto a tal pérdida. Tienen por delante 12 eventos, entre ellos el TC y el Turismo Nacional corriendo juntos en mayo, y la Copa Porsche Brasil en septiembre.
Vale decirlo: contrario a lo sucedido en Las Termas, lograron salir adelante, con apoyo privado, el South American Rally Race (en La Rioja, Catamarca y Santiago del Estero) y el MXGP, fecha del Mundial de motocross en Villa La Angostura (Neuquén). En carpeta está el Desafío Ruta 40 de junio, un verdadero “mini” Dakar.
Para tener una idea base de la “ingeniería” económica-financiera que hay que hacer para correr, debemos echar un vistazo a los montos que se manejan. Comenzamos por la categoría pistera de autos más popular de la Argentina, el TC, que venía funcionando a nafta oficial hasta 2023. Empezó su año en El Calafate, todavía con apoyo oficial y con entradas a precios “módicos”. Pero ya en Viedma, donde se hizo la segunda competencia (sin asistencia gubernamental), se buscó el apoyo privado, que así cobró protagonismo, además de poner en escena un “experimento”: la categoría se quedó con el dinero de las entradas como una forma de “autopagarse” su presencia en la pista rionegrina.
Y para lo que viene (tiene confirmadas cinco de las 13 fechas restantes) mantendrá mayormente ese esquema. Hay más datos: en Viedma se cobraron $15.000 y $30.000 los tickets para tribunas y boxes, respectivamente. Esperaban al menos 15.000 espectadores para quedar “hechos”; hubo un poco más que esa cantidad. Habrían ingresado entonces $270.000.000 en este concepto.
¿Cuánto cuesta organizar una carrera del TC? Inicialmente se había establecido para este año un canon que superaba los $150.000.000 por competencia. Y a esta cifra los clubes debían sumarle un monto similar para solventar gastos de obras, seguridad, sanidad, energía eléctrica e impuestos. La estrategia de dejar atrás el canon por la falta de apoyo oficial y reemplazarlo por el dinero que se genere con el valor de las entradas es todo un desafío y al parecer se mantendrá hasta la última fecha. Así, el dinero recaudado dependerá de la cantidad de espectadores. Esto, ni más ni menos, es que habrá ganancias sólo por productividad.
Lo que gasta un piloto
Los números que se manejan en el ítem “gastos” son relativos. Varían según el piloto, el equipo, el motorista, el chasista y hasta la distancia que se debe recorrer desde el taller hasta el autódromo. Por eso, las cifras pueden variar, o no ser exactas. Un detalle clave es que no hay corredor que quiera hablar abiertamente de este tema. De allí que los montos se indican en potencial.
Por ejemplo, en el TC Pista Mouras aproximadamente $14.000.000 gastarían los pilotos por carrera. En el TC Mouras y el TC Pista, entre 16.000.000 y 17,5 millones para estar en un auto de punta. En el TC2000 se necesitarían unos $11,5 millones. En la Fórmula Nacional, alrededor de $800.000.
En el TN, Clase 3, los top 5 invertirían $15.000.000 (un neumático estaría en alrededor de $300.000 y se requieren seis por carrera); en la Clase 2, los top 5 pagarían $10.000.000 (cada goma costaría unos $250.000, y alquilar un motor, entre dos y tres millones)
En el TC, para estar en un top 5 se gastarían $35.000.000. Y en un top 15, $ 30.000.000. Un neumático costaría unos $500.000. Para alquilar un motor habría que desembolsar entre cuatro y cinco millones de pesos.
Qué pasa en la región
Es lógico suponer que en las provincias del NOA los costos para correr son inferiores. Pero también lo es entender que las posibilidades económicas son menores en aquello de reunir un presupuesto.
Por ejemplo, Tucumán tiene una buena cantidad de pilotos compitiendo en categorías nacionales y regionales del centro-sur del país. Pero sus presupuestos sólo les alcanza para los fines de semana de carreras propiamente dichas (y hasta un cierto nivel), por lo que deben desechar las pruebas. Y a los gastos en auto, motor, chasis, neumáticos y combustible, les deben sumar los viajes por las extensas distancias que los separan de las sedes de las competencias.
Puertas adentro, las cosas están más que complicadas. El rally y el karting de tierra corrieron hasta el año pasado con apoyo oficial. De los dos, sólo el segundo trabajó en la búsqueda de una salida. Luego de suspender el inicio del certamen en febrero, se promovió una reunión entre todos los actores de la categoría. Así, se decidió empezar el domingo 12 de mayo, con una fecha doble en el circuito “Nasif Estéfano” de Alto Verde. También se hizo una pre inscripción con un adelanto del 50% del total de cada registro. El resto se saldará cuando comience el certamen.
Del rally tucumano, por el momento, no hay señales de que vaya a correrse. Ya el año pasado se hizo un corto torneo, con apoyo sólo de municipios y comunas. Las tripulaciones superan esta carencia yendo a competir a certámenes de provincias como Catamarca y La Rioja.
El karting en asfalto tiene pensado comenzar su certamen en El Timbó recién a finales de mayo. Mientras tanto, los pilotos están incursionando mayormente en los torneos de Córdoba y de Santiago del Estero.
En cuanto a las categorías de motociclismo, por contar con estructuras más pequeñas y con menores costos operativos, resulta algo menos complicado mantenerse activos. Así lo certifica el hecho de que enduristas y crossistas ya estuvieron en acción en buen número en las fechas armadas para los tres primeros meses del año en distintas plazas. Esto no significa que no se sufra para poder reunir un presupuesto, pero por el momento se están sacando adelante los torneos.
El show debe seguir
Se sabe que, sin plata, no se puede practicar ni automovilismo ni motociclismo. Como una consecuencia, el ajuste económico que está afectando a gran parte de los argentinos hace que muchos hayan decidido hacer una pausa en sus carreras deportivas. Pero están los que resisten y decidieron empezar la temporada, manteniendo vivo al deporte.
El panorama de los deportes mecánicos es sin dudas difícil. Pero al mismo tiempo también ofrece posibilidades: la de agudizar el ingenio, planificar en conjunto y sacar lo mejor de cada uno para seguir dándole rienda suelta a la pasión por la aceleración. Y tal vez también sea el momento de poner los pies sobre la tierra en lo que hace a costos y gastos. Un sinceramiento profundo (como ya se está viendo casi tímidamente) en este aspecto puede darles a las distintas categorías un poco de oxígeno para evitar la asfixia en un año bisagra.